Lanzapiedras de los constructores
Entre los hermanos de la Guardia de la Noche, sigue siendo motivo de risas por lo bajo que las dotaciones de los lanzapiedras de los constructores insistan en que, sin duda, sus máquinas de asedio móviles no son catapultas. Dichas dotaciones sostienen que las grandes catapultas que defienden el propio Muro se caracterizan por su variedad de proyectiles especializados, lo que las hace merecedoras de tan cacareado nombre. Sin embargo, cuando un lanzapiedras suelta un pedrusco de cincuenta kilos que atraviesa las filas enemigas aplastando incluso a las tropas equipadas con la armadura más gruesa, a nadie le importa mucho tal distinción. Si bien es letal y poderoso, un lanzapiedras resulta complicado de mover y es muy vulnerable a la caballería enemiga.