Salvajes habitantes de las cuevas
Puede que estén armados con primitivas armas de piedra y madera y que su armadura sea poco más que gruesas pieles y un taparrabos, pero los salvajes habitantes de las cuevas son capaces de infligir una tremenda cantidad de bajas, sobre todo a los comandantes incautos. En primera línea de combate, no durarán mucho si se enfrentan a infantería pesada, pero sí lo suficiente para abrir una brecha en su formación que podrán aprovechar otras unidades. Como flanqueadores, su presa natural son los arqueros; aunque, en general, pobre del comandante enemigo que deje que una de sus unidades se enfrente cuerpo a cuerpo sin ningún apoyo a estos bárbaros aullantes, pues el sabor de la sangre desata su despiadada brutalidad.